Vivamos con la esperanza del mas allá

Autor: Padre Benjamín Martín Sánchez

 

 

"Si el vivir en el cuerpo significa para mi, fruto de apostolado, ahora no sé que cosa preferir. Estoy preso, en efecto, entre dos cosas: teniendo el deseo de morir y estar con Cristo, porque es mucho mejor; mas el permanecer en el cuerpo es más necesario para vosotros. Y persuadido de esto, tengo la certidumbre de que quedaré y permaneceré con todos vosotros, para el progreso y la alegría de vuestra fe (Fil. 1, 22-25).

Para mi el vivir es Cristo y el morir una ganancia (Fil. 1, 21).

REFLEXIÓN

San Pablo se nos presenta como modelo al que debemos imitar. El trabaja sin descanso en el apostolado cristiano, y si bien su deseo es morir para ir al cielo y estar con Cristo, el considerar que es más necesario por el bien de los filipenses permanecer en el cuerpo, lo hace gustoso para el progreso y la alegría de su fe.

El apóstol dice: "Mi vivir es Cristo". Cristo es el centro de su vida, al igual que nosotros decimos: Mi vida es el trabajo, mi vida es la oración, así él dice que su vida es Cristo. Sin Cristo no tendría para él valor alguno.

San Pablo reconoce le es útil vivir para que muchos se conviertan en Cristo y se salven, y el morir era para él una ganancia, de estas dos cosas desea una ardientemente y sufre la otra por amor a sus hermanos, como dice Santo Tomás.

Tengamos presente esta lección del apóstol: trabajemos sin cesar haciendo el apostolado del bien a todos sin perder de vista que nuestra felicidad completa es morir santamente para ir al cielo y estar con Cristo glorioso, fuente de toda dicha.