Un malestar común: la conversación vacía

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

Libro: Momentos de paz

 

 

Algo que siempre engendra malestar: la conversación vacía. Tengo la experiencia de hablar con mucha gente, sobre todo joven y de muchos países.
Una de las cosas que más detestan es encontrarse con personas que hablan sin ton ni son. Les falta el ímpetu vital en sus vidas.

Tan sólo recurren a lo fácil: hacerse los graciosos sin tener gracia, dar una pasada a la vida de los otros.
Su diversión consiste en reírse de la gente anciana, en decir vulgaridades a las jóvenes, en creerse chulos o chulas por el simple hecho de herir los sentimientos de quienes son diferentes de ellos o ellas.

Otra cosa que dice la juventud recta- hay mucha- es que les encanta pasárselo o montárselo bien en plan bonito, elegante y educado. Todo puede formar una hermosa y vibrante sinfonía en la que no hay desacordes.
La gente está ansiosa de encontrar personas serenas; personas que en el temple de la conversación sosegada y tranquila, digan la palabra exacta y medida.
Cuando se habla con ellas se experimenta la sensación deque estás en un oasis o en un lago de alta montaña: sosegado, feliz y relajado.
Es gente que domina la reacción espontánea para no convertirse en seres un tanto irracionales.

Hay gente vulgar que se paga de decir tacos en la conversación vengan o no vengan a cuento. Ciertamente que un taco a solas y en voz alta puede tener el valor de una verdadera catarsis. Pero, en compañía de otros aunque aparentemente te rían la gracia, al final quedas mal. Temo, me decía un joven, a quien dice barbaridades pensando ciegamente que me halaga. La conversación demuestra tu educación.

¡Vive hoy feliz!