Todo el mundo se deprime

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD     

 

 

       En una encuesta hecha en Norteamérica, entre cien mil personas, se preguntó: ¿Hay alguien que no haya sufrido nunca una depresión? No hubo ni una sola persona que pudiera decir: “Siempre me he visto libre de este problema”.

Todos sufrimos un poco de depresión. Es normal... Nos deprimen los fracasos, las enfermedades, la muerte de un ser querido, cuando no llega el dinero y cuando tenemos de todo. El hambre de felicidad es insaciable, y al no poder conseguir lo que se espera, el ser humano desespera. Lo que nos deprime no es tanto los acontecimientos que nos suceden, sino la actitud que tenemos ante lo que acontece.

            La depresión agarra a los pequeños y a los grandes. Bolívar, Churchill, Miguel Ángel, Van Gogh, Allan Poe... se vieron atormentados por la depresión. Hasta el mismo Jesús se sintió desfallecer en el Huerto de los Olivos. La enfermedad número uno de los países civilizados es la depresión. Muchos se suicidan...

¿Cuáles son los síntomas de la depresión? Arteo describió a los deprimidos como “tristes y desanimados. Adelgazan, se muestran perturbados y sufren de insomnio. Si las condiciones contrarias persisten, se quejan de mil pequeñeces y expresan deseos de morir”.

Los que se deprimen se sienten abatidos, desalentados, desorientados... Se sienten morir, irritados, sin motivación, no comen o comen demasiado, no duermen o no se despiertan, “se miran a sí mismos como personas olvidadas por la divinidad, descuidan su modo de presentarse, y hacia la divinidad sienten más miedo que amor” (Plutarco).

            A veces nos deprime el pasado sin dejarnos gozar el presente. El futuro, por otra parte, nos preocupa, nos atormenta, nos abate, pues no sabemos que será del mañana, a dónde irán a parar nuestros huesos. La vida nos da muchas oportunidades para hacer las cosas bien, pero el mañana no le está asegurado a nadie. Por eso hay que vivir el hoy para sonreír, bendecir y vivir en plenitud.

Es indispensable, pues, reemplazar todos los pensamientos negativos por pensamientos positivos. Viene bien tener en cuenta los consejos que daba Benjamín Franklin: 

– Trabajo: Ocuparse siempre en algo útil y no desperdiciar el tiempo.

– Moderación: Evitar los extremos y no actuar con ira.

– Calma: No indisponerse por tonterías, accidentes o problemas.

– Castidad: Que el placer esté guiado por el amor y no lleve a perder la paz.

– Humildad: Imitar la sencillez de Sócrates y Jesús.

            Para vencer la depresión es necesario, en primer lugar, educarse y educar en actitudes positivas. Hay que cultivar y sembrar el optimismo, la alegría y la esperanza.