¡Sé una fuente de luz! 

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Irradia siempre pensamientos de armonía.

Proyecta amor y bondad desde tu corazón para contribuir a crear la fraternidad universal que Dios planeó sabiamente.

Esparce por doquier mensajes de sabiduría.

Vive pleno de alegría y envuelve con ella a quienes te rodean. 

Reconoce la categoría humana de todas las personas, y, antes de exigir tus derechos, cumple todos tus deberes. 

Exalta la verdad con tu veracidad, y con tu conducta justa proclama la equidad. 

¿Eres luz para los que te rodean?