Señor, no sabemos corregir

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No sabemos expresar a nuestro hijo

el gran amor que le tenemos.

 

Muchas veces nuestras palabras

ofenden y nuestros gestos dañan o humillan.

Caemos fácilmente en el castigo.

 

Por eso queremos respetar con claridad

la estupenda dignidad de nuestro hijo,

de modo que él respete siempre a los demás.

 

Queremos descubrir entusiasmados,

su belleza para que él viva feliz y agradecido.

 

Danos ojos atentos para contemplar

todo lo bueno y positivo que posee.

 

Danos oídos muy abiertos,

para escuchar con ternura tus palabras.

 

Danos sabiduría para servirlo,

para ayudarlo en sus dificultades,

y para abrirle caminos entusiasmantes en su vida.

 

María Sabiduría, enséñanos a ser sinceros.

Virgen de la fidelidad y del servicio,

ruega por nosotros. Amén.