Sabiduría

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El maestro y filósofo chino Lao-Tse vivió en el pueblo de Khun, donde todos lo apreciaban y lo buscaban en busca de consejo.

El decidió alejarse de allí y vivir más tranquilo en un lugar donde nadie lo conociera. Cerró su casa y se marchó sin despedirse de nadie.

Caminaba muy ensimismado meditando, cuando mucho tiempo después, al volver la cabeza, se llevó una gran sorpresa: Los habitantes del pueblo lo seguían a lo lejos.

Lao-Tse los esperó, les preguntó qué querían de él, y le respondieron casi en coro que sus sabios consejos. Entonces se sentó sobre una piedra alta y dijo: Amigos míos si practican lo que les voy a decir no necesitarán más consejos. Todo está en su interior. Empleen bien la memoria y el olvido.: Que la memoria les sirva para recordar lo bueno y para olvidar todo el mal que les hagan.

Sólo tienen una misión con los demás en la vida y es la de amar a los otros; y un deber con ustedes mismos: Es el desapego. Todo lo demás es fantasía.

Lao-Tse recalcó bien lo anterior, siguió su camino y nadie lo siguió.

Les había dado la mejor lección de sabiduría.