Reflexión

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Pascal fue demasiado optimista cuando describió al ser humano como una caña pensante, es decir, como un ser racional.

Ojalá fuéramos racionales y dedicáramos buenos momentos del día a reflexionar para evitar torpezas e insensateces.

No señor, la triste realidad es que son muchos los que se mueren sin estrenar el cerebro y actúan como puros irracionales.

Y para comprobarlo no es si no adentrarse en el inquietante espacio de eso que suelen llamar amor sin serlo.

¡Cuántas locuras causadas por hombres dominados por el sexo y por mujeres prisioneras de sus emociones!

Se enamoran, ¡qué fácil es enamorarse!, se autoengañan, se creen sus fantasías y ya muy tarde no saben como salir de sus pesadillas. Una de sus frases favoritas para lograrlo es démonos tiempo. ¡Pobres ilusos! Como si el tiempo cambiara la personalidad.

Se vuelven a juntar y, claro, pasados unos días dulces ven que todo está igual o peor. ¡Ah, cuán pocos son los que piensan para amar! La mayoría llaman amor a algo fácil, superficial y egoísta.

¡Amate y dedica tiempo a la meditación!