¿Quién soy?

Autor: Jorge Bucay

 



Estaba allí desde el primer momento, en la adrenalina que circulaba por 
las venas de tus padres cuando hacían el amor para concebirte, y después en 
el fluido que tu madre bombeaba a tu pequeño corazón cuando todavía eras 
sólo un parásito.

Llegué a ti antes de que pudieras hablar, antes de que pudieras entender algo de lo que los otros te hablaban.
Estaba ya, cuando torpemente intentabas tus primeros pasos ante la mirada
burlona y divertida de todos.
Cuando estabas desprotegido y expuesto, cuando eras vulnerable y necesitado.

Aparecí en tu vida de la mano del pensamiento mágico, me acompañaban...
las supersticiones y los conjuros, los fetiches y los amuletos...
las buenas formas, las costumbres y la tradición...
tus maestros, tus hermanos y tus amigos...

Antes de que supieras que yo existía, yo dividí tu alma en un mundo de 
luz y uno de oscuridad.
Un mundo de lo que está bien y otro de lo que no lo está.

Yo te traje tus sentimientos de vergüenza, te mostré todo lo que hay en tí
de defectuoso, de feo, de estúpido, de desagradable.

Yo te colgué la etiqueta de "diferente", cuando te dije por primera vez 
al oído que algo no andaba del todo bien contigo.

Existo desde antes de la conciencia, desde antes de la culpa, desde 
antes de la oralidad, desde los principios del tiempo, desde que Adán se 
avergonzó de su cuerpo al notar que estaba desnudo... y lo cubrió!

Soy el invitado no querido, el visitante no deseado, y sin embargo soy el primero en llegar y el último en irme.

Me he vuelto poderoso con el tiempo, escuchando los consejos de tus padres sobre cómo triunfar en la vida.

Observando los preceptos de tu religión, que te dicen qué hacer y qué no
hacer para poder ser aceptado por Dios en su seno.

Sufriendo las bromas crueles de tus compañeros de colegio, cuando se reían
de tus dificultades. Soportando las humillaciones de tus superiores.
Contemplando tu desgarbada imagen en el espejo y comparándola después 
con las de los exitosos que se muestran por televisión.

Y ahora, por fin, poderoso soy y por el simple hecho de ser mujer, de ser
negro, de ser judío, de ser homosexual, de ser oriental, de ser discapacitado, de ser alto, petiso, o gordo... puedo transformarte... en un tacho de basura, en escoria, en un chivo expiatorio, en el responsable universal, en un maldito bastardo desechable.

Generaciones y generaciones de hombres y mujeres me apoyan. No puedes
librarte de mi.

La pena que causo es insostenible que para soportarme, deberás pasarme a tus
hijos, para que ellos me pasen a los suyos, por los siglos de los siglos.

Para ayudarte a ti y a tu descendencia, me disfrazaré de perfeccionismo, de altos ideales, de autocrítica, de patriotismo, de moralidad, de buenas costumbres, de autocontrol.

La pena que causo es tan intensa que querrás negarme y para eso intentarás
esconderme detrás de tus personajes, detrás de las drogas, detrás de tu lucha por el dinero, detrás de tus neurosis, detrás de tu sexualidad indiscriminada.

Pero no importa lo que hagas, no importa adónde vayas, yo estaré allí.
Porque viajo contigo día y noche sin descanso, sin límites.

Yo soy la causa principal de la dependencia, de la posesividad, del esfuerzo, de la inmoralidad, del miedo, de la violencia, del crimen, de la locura.

Yo te enseñé el miedo a ser rechazado, y condicioné tu existencia a ese miedo.
De mí dependes para seguir siendo esa persona buscada, deseada, aplaudida,
gentil y agradable que hoy muestras a los otros.

De mí dependes porque yo soy el baúl en el que escondiste aquellas cosas más
desagradables, más ridículas, menos deseables de ti mismo.

Gracias a mí, has aprendido a conformarte con lo que la vida te da, porque
después de todo, cualquier cosa que vivas será siempre más de lo que crees
que mereces.

¿Has adivinado, verdad?

Soy el sentimiento de rechazo que sientes por ti mismo.

SOY... EL SENTIMIENTO DE RECHAZO QUE SIENTES POR TI MISMO.

Recuerda nuestra historia...

" Todo empezó aquel día gris en que dejaste de decir orgulloso:

¡Yo soy!

y entre avergonzado y temeroso, bajaste la cabeza y cambiaste tus 
dichos y actitudes por un pensamiento:

Yo debería ser...