Protección

Autor: 


Hace poco me dí cuenta que el cobertor de mi teléfono estaba ya bastante
gastado, dañado y con una mala apariencia. Al removerlo para poner uno nuevo, me llamó la atención que el teléfono estaba sumamente bien cuidado, sin rayones y muy bien cuidado. El cobertor, aunque estaba ya muy
deteriorado había cumplido con su misión.

Me preguntaba entonces que pasa con nuestras almas. ¿Acaso nos preocupamos
por protegerlas de todo lo que estamos expuestos en esta vida?

¿La protegemos acaso contra el odio, el rencor, los malos pensamientos, la
tristeza o la apatía ? ¿O somos como la luna, llena de cráteres creados por
los objetos que llegan a la superficie sin nada que los detenga?

Somos tan cuidadosos con las cosas materiales y las protegemos con mil cobertores, pinturas o anticorrosivos. Y sin embargo, somos tan descuidados
con nuestras almas y las dejamos a la intemperie para que cualquier situación nos dañe.

Toma una decisión en tu vida, y protege tu alma.

Cúbrete con la Sangre Preciosa de Cristo.

Cobíjate bajo las Alas del Altísimo como dice el Salmo.

Fortalece tu coraza con varias capas de oración.
Y no te preocupes por los daños que tengas, todos ellos serán quitados bajo
la sombra del Sacrificio de Jesús en la Cruz.

¿Estás protegido?