Padre Nuestro

Autor: Matías Castaño, Sacerdote

 

 

Parece, pero no es lo mismo...

La oración del ‘padrenuestro’ contiene también todo el evangelio. Es la oración más sublime que jamás se ha pronunciado. Es todo un programa de vida cristiano.

Porque la oración no son las palabras, sino los afectos y actitudes con que se pronuncian. Cada frase ha de ir acompañada de un gran amor y confianza en Dios y de un compromiso personal de colaborar con Dios para que se realice lo que estamos pidiendo. 

La introducción: “Padre nuestro que estás en los cielos” ha de ir acompañada de una gran ternura y entrega amorosa y confiada al Padre.

No se podemos pedir que venga el Reino de Dios, si mi vida es un contrarreino; y conlleva mi compromiso de trabajar por construirlo, mejorando, en lo que dependa de ti, las relaciones del entorno en el que vives y apoyando todo grupo y toda política que trabaje en esa dirección de extender la justicia y la solidaridad-fraternidad. 

Para ello, necesito asumir como guía de mi vida la voluntad de Dios o mandamiento único del amor ilimitado a todos. Sólo los Hombres Nuevos del amor pueden construir la Tierra Nueva del Reino.

Tengo que tomar muy en serio qué destino dar a mis bienes sobrantes para colaborar en la tarea de que el ‘pan’ llegue a todos los necesitados; no basta la limosnita.

La contrición constante por los fallos que cometemos nos ha de poner en la actitud generosa de perdonar a todo el que me haya faltado en algo, para que esta corriente universal de perdón-amor acabe con todas las guerras y violencias.

Son muchos los males y sufrimientos que existen en la tierra y, al rezar esta oración, has de comprometerte a no hacer mal a nadie nunca y a trabajar para hacer desaparecer los males existentes.

Y muy importante: Hay una tentación que nos ronda constantemente y puede estropear todo este grandioso proyecto: La tentación del egoísmo personal y grupal. Tentación que has de comprometerte a vigilar y rechazar día a día.

Solamente con estas actitudes y compromisos tenemos derecho a rezar el padrenuestro. Y solamente así se logrará la primera petición: Que el mundo entero, al saborear la maravilla de la Tierra Nueva, santifique y alabe con todo su corazón el Nombre de Dios que ha hecho tantas maravillas.