No dejes que me canse

Autor: Padre Zezinho

 

Estoy cansándome Señor.
Cansado de ver la risa de aquel
que puede darse el lujo de reírse
porque todavía tiene dientes en la
boca y no se le cayeron por falta
de calcio y alimentación.
Estoy cansado de ver iglesias ricas y suntuosas,
familias ricas y suntuosas,
vestidos ricos y suntuosos,
banquetes ricos y suntuosos,
monumentos ricos y suntuosos,
palacios ricos y suntuosos.
El pueblo esta pobre, Señor.
Los pueblos están pobres, Señor.
Los perros y los gatos de los hombres ricos
están comiendo mejor que los hijos
y nietos de los hombres pobres.
Estoy cansado de no saber que hacer
para que las cosas cambien.
Eso es Señor.
Esas manos extendidas que molestan,
que acusan, aunque sus dedos no
estén señalando a sus hermanos; esas
manos que piden, piden y continúan
pidiendo porque falta trabajos, o el
trabajo que existe no paga ni sacia
el hambre de ocho o doce; porque
falta capacitación y no saben hacer
nada ni hay quien les enseñe y porque
si aprendiesen a hacer alguna cosa,
competirán con la industria bien montada
que no puede admitir competencia
de ninguna especie.
Esas manos nos maldicen.
Y las manos de ellos,
aquellas manos enflaquecidas y sucias,
siguen extendidas.
Aquellos ojos grandes de chicos sin escuelas,
sin cultura y sin comida,
están mirando mientras tanto,
bajito, bajito, piden y piden.
Piden lo que por derecho les pertenece;
lo que no necesitamos.
Allá afuera, donde están
los carísimos y sofisticados vestidos,
los carisimos y sofisticados equipos de
sonido, los carisimos y sofisticados muebles,
joyas,adornos.Y se gasta en remedios,en
cosméticos, accesorios, cualquier dinero para lo que
no es prioritario, mientras los pobres continúan
con las manos extendidas.
Los pobres nos desafían a todos y
especialmente a nosotros que te
llamamos Padre.
Damos limosna cuando la conciencia duele
y aprieta un poco mas; o cuando nos
parece incomodo cargar monedas.
Somos cristianos porque
damos lo que sobra....
Lo que era importante fue gastado
en lo que no era importante,
nada importante o urgente.
Apenas una necesidad imperiosa
de gastar y consumir.

No, no entiendo la civilización del consumo.
No es cristiana.
Yo tampoco lo soy,
porque necesito demasiado
lo que otros ni siquiera se atreven a desear.
Enséñame a amar a  los pobres.
Pero, primero enséñame a ser pobre.