Me dan lastima tantas almas solas

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Querido amigo:

 Hoy quiero hablarte de la cantidad tan enorme de almas que caminan por el mundo solas, sin el cariño y la ayuda de nadie. En esta civilización en la que predomina la cultura de la comunicación, con tantos medios para conectarse unos con otros, y saber unos de otros al instante, es inexplicable que desde el espíritu evangélico no tengáis los hombres más interés de ayudaros en lo esencial. Nadie da un paso, prácticamente, sin ser controlado por intereses de todo tipo: sociales, políticos, policiales, económicos… Pero del interés por el bien espiritual de los demás, de cada hombre que se cruza en vuestro camino ¿Quién se preocupa? Miro la tierra tan querida por mí, y sólo veo cantidades enormes de ovejas sin pastor, solas, desorientadas, recorriendo la aventura de cada día sin una dirección precisa, sin unos objetivos claros, sumidas muchas veces en la angustia de la soledad, del problema del momento, de la situación lamentable, de la falta de amor, de la confusión en las ideas… No, no encuentro mucha inquietud apostólica hoy. ¿Por qué? ¡Son tantas las razones! Falta fe, y amor sincero, y preocupación por el bien de las almas, por la salvación de todos… Rezáis muchas veces VENGA A NOSOTROS TU REINO, pero hacéis poco para que esto sea posible. ¿Me vais a dejar de nuevo sólo con mi cruz? ¿Vais a esconderos otra vez por miedo a lo qué dirán los otros, por vergüenza a hablar de mí, por no complicaros la vida…?

Cualquier cosa la tomáis como excusa para cruzaros de brazos. Cualquier fallo de otros os desanima. Parece que estáis deseando encontrar un motivo para eximiros de vuestra responsabilidad. Mi Iglesia es divina y humana. Yo os quiero santos, pero comprendo que sois pecadores. Y me duele el fallo y la infidelidad de los míos. Sé que eso hace mucho mal, y especialmente a los que tienen una fe frágil. El escándalo es un pecado gravísimo. Pero, ¿qué hubiera pasado si yo me hubiera quitado la cruz de encima al ver la traición de Judas, la negación de Pedro, y la huída de los demás? Las almas nos deben doler a todos. Son un tesoro precioso muchas veces cubierto de barro y miseria, pero que hay que limpiar delicadamente. Las almas son como ovejas solas que no saben a donde ir, y se pierden, y las ataca el lobo, y sufren porque no tienen la ayuda de alguien que con cariño las anime a seguir adelante, o a rectificar el camino, o a desenredarse de la zarza que las tiene aprisionadas.

         No me dejes solo. El trabajo es mucho, pero no quiero hacerlo sin tu ayuda. Yo fundé una Iglesia Familia, Comunidad, para que todos nos ayudemos entre sí. No caben en la Iglesia mía los egoístas que van a lo suyo, y quieren un Dios particular, que salve sus almas en solitario. Eso no es lo que yo dije. Lo que dije hasta la saciedad es que estuvierais unidos, un solo rebaño y un solo pastor, que os amarais unos a otros como Yo os he amado. Que no abandonéis a ninguno de mis amigos, a ninguna de mis ovejas. No están los tiempos como para ir solos por los caminos del mundo. Hay mucho lobo suelto, muchos maleantes que buscan las almas para destrozarlas y dejarlas tiradas en el camino. ¿No lo ves?

         Debéis imitar más el espíritu de mi cabeza visible entre vosotros que es el Papa Juan Pablo II. ¿No veis todo el esfuerzo que está haciendo para que el fuego de la Verdad y del amor se mantenga vivo en los rincones del mundo? Y allí va, aunque sólo sean unas pocas almas las que le esperen, pero cada alma vale todo el sacrificio de una vida. Y encima lo critican porque hace lo que hace, y muestra una imagen lamentable de decaimiento, y deterioro físico. ¡Qué imagen presentaba yo cuando ensangrentado y destrozado caminaba hacia el Calvario con una cruz que ya casi no podía llevar! ¡Mal espectáculo para el que sólo busca la estética y la belleza dulzona y contrahecha! Lo que realmente vale es el amor, el corazón bien entregado, el afán de almas, la inquietud apostólica… Todo lo demás es puro espectáculo pasajero.

         ¡Por favor! No te olvides de las pobres almas solas. De mis ovejas abandonadas. Ama mucho a la Iglesia. Siéntete Iglesia, y da la cara por Mi Causa, que sólo es el bien de cada hombre, la salvación de cada persona en un mundo duro y cruel que sólo busca la eficacia, el rendimiento económico, la producción  y la riqueza. Un alma vale más que todo el oro del mundo. No me dejes solas las ovejas de mi rebaño, y trata tú de ser un buen pastor allí donde te encuentres. Otros se preocuparán de ti, Yo el primero.

Un abrazo de tu Amigo      

Jesús