Maternidad
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Ser madre es una de las mayores responsabilidades que hay en el mundo.
Hay tanta gente en los divanes de los psicoanalistas y tanta gente en los manicomios y fuera de los ellos con serios problemas mentales...
Si profundizas en la neurosis de la humanidad, siempre encontrarás a la madre, porque hay tantas mujeres que quieren ser madres pero no saben cómo serlo.
En cuanto la relación entre la madre y el niño va mal, la vida entera del niño va mal, porque ese es su primer contacto con el mundo, su primera relación. Todo lo demás estará en continuidad con ello. Y si el primer paso va mal, la vida entera va mal...
Una mujer debería hacerse madre sabiendo lo que hace.
Estás tomando una de las mayores responsabilidades que puede tomar un ser humano.
Los hombres son un poco más libres en ese sentido porque no pueden tomar la responsabilidad de ser madre. Las mujeres tienen más responsabilidad.
Así que sé madre, pero no des por sentado que por el mero hecho de ser una mujer eres necesariamente una madre, eso es una falacia.
La maternidad es un gran arte; tienes que aprenderlo. ¡Así que empieza a aprenderlo!
Me gustaría decirte algunas cosas:
Primero, nunca trates al niño como si fuera tuyo, nunca lo poseas. Viene a través de ti, pero no es tuyo. Dios te ha usado como vehículo, como instrumento, pero el niño no es una posesión tuya.
Ámalo, pero nunca poseas al niño.
Si la madre empieza a poseer al niño, entonces, entonces se destruye la vida. El niño empieza a ser un prisionero.
Estás destruyendo su personalidad y lo estás reduciendo a una cosa. Sólo una cosa puede ser poseída: una casa puede ser poseída, un coche puede ser poseído, nunca una persona.
Así que esta es la primera lección, prepárate para ella.
Antes de que llegue el niño deberías estar lista para recibirlo como un ser independiente, como una persona por derecho propio, no simplemente como tu hijo o tu hija.
Y lo segundo: trata al niño como tratarías a una persona adulta.
Trata al niño con profundo respeto. Dios te ha elegido como anfitriona. Dios ha entrado en tu ser como huésped. El niño es muy frágil, desvalido. Es muy difícil respetar al niño. Es más fácil humillar al niño. La humillación resulta fácil porque el niño está desvalido y no puede hacer nada, no puede tomar represarias, no puede reaccionar.
Trata al niño como a un adulto, y con gran respeto. En cuando respetas al niño, no tratas de imponerle tus ideas.
Y lo tercero: inculcale valores morales y religiosos para que tenga una conducta en la vida, un camino, pero que lo viva desde el corazón y no desde la apariencia.
Para que el mundo mejore, primero deben cambiar las personas y una persona sin valores morales o religiosos, se guía por sus instintos y sus caprichos.
Y sobre todo que sienta el amor de tu corazón a través de tus gestos, tus palabras, tu respeto hacia el, porque el ser humano aprende imitando y si eres una buena madre el día de mañana el será un buen hijo....será contigo mañana como tu fuiste con el ayer.