Reflexiones para Papa

Autor:

 

 

Mi papá me llama mucho por teléfono -decía un hombre joven- para pedirme que vaya a charlar con él. Yo voy poco. Ya sabes como son los viejos, cuentan las cosas una y otra vez. Además nunca me faltan bretes: que el trabajo, que la esposa, que los amigos.

-En cambio -le dijo su compañero-, yo charlo mucho con mi papá. Cada vez que estoy triste voy con él. Cuando me siento solo. Cuando tengo algún problema y necesito fortaleza acudo a él y me siento mejor.

-Caray -se apenó el otro-. Tú eres mejor que yo.

-Soy igual -responde el amigo con tristeza-. Visito a mi padre en el cementerio.

Murió hace tiempo. Mientras vivió, tampoco yo iba a platicar con él. Me hace falta su presencia y lo busco cuando ya se me fue. Platica con tu padre hoy que lo tienes, no esperes a que está en el panteón, como hice yo.

En el automóvil pensaba el muchacho en las palabras de su amigo. Al llegar a la oficina pidió a su secretaria:  -Comuníqueme por favor con mi papá.