Los ojos del amor

Autor: Padre Miguel Segura

 

 

Cuando el amor o la traición forman parte de una historia es muy raro encontrar alguien que no quiera escucharla. Un dato interesante. Quizás el misionero que me precedió sabía bien esta ley y por ello pude encontrar varias historias escritas con letra descuidada sobre algunos trozos de papel.

La formación del primogénito del emperador era vastísima a pesar de su corta edad. No tenía nada de extraño, pues el instructor querido por su padre era el hombre más sabio e inteligente del imperio; un anciano al que todos respetaban (¡incluída la familia imperial!)

Todo el mundo conocía la curiosidad del pequeño emperador. Cuando ignoraba algo no había límite capaz de detenerle y era capaz de cualquier cosa para lograr sus objetivos. Un día el instructor leyó en voz alta una poesía de amor, decía así en uno de sus versos: "el amor se lee en la mirada"...

Cuando comenzó a atardecer el pequeño príncipe puso sobre sus hombros una capa raída, se descalzó y, burlando la guardia, comenzó a vagar por las calles de la ciudad vestido de mendigo. Buscaba dos enamorados para leer el amor en sus miradas. Poco tiempo después estaba de vuelta al palacio.

- ¡Los he visto! -dijo entusiasmado a su instructor.- ¡He visto dos verdaderos enamorados!

- Ah, ¿sí? -dijo el paciente instructor- Y ¿cómo los has reconocido?

- ¡Por la mirada... como tú me dijiste! ¡Se miraban intensamente a los ojos!

El instructor soltó una carcajada mientras volvía a ponerle la capa sobre los hombros y le acompañaba hasta la puerta ante la admiración de los soldados.

- Vuelve a la ciudad -dijo- y busca bien. Sabrás que están enamorados... si miran juntos en la misma dirección.