Los Hombres Necesarios

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Fuente: (Artículo Original:"The Father and the Son") , Revista CRISIS

 

 

Durante algún tiempo, se hablaba mucho del papel irreemplazable de la madre para conservar a una familia estable. Ahora escritores como Michael Gurian y otros afirman que el padre es indispensable y que los niños no pueden llegar a ser hombres maduros si no tienen un padre o por lo menos algún hombre ejemplar que tome ese papel. El padre le muestra a un hijo cómo ser hombre; a su hija le muestra lo que ella puede esperar de un hombre. 


Todos los hombres están llamados a ser padres, ya sea física o espiritualmente. Todo hombre que es un buen gobernante, líder, maestro, o sacerdote es primero un buen padre. El sacerdote, por supuesto, es padre por el sacramento del orden. No obstante, todos los hombres actúan como padres cuando muestran los atributos de un padre, es decir son: un líder moral, un pastor, un consejero, una autoridad con sabiduría que guia en la caridad a quienes están bajo su cuidado. 

Los hombres que prestan más atención a sus inclinaciones paternales son quienes ejercen su autoridad con más gran caridad y sabiduría. No es demasiado decir que quien no acepta la paternidad como un regalo no llega a ser un hombre en absoluto. 

Claramente, un hombre no se vuelve un padre con el aire. El hombre necesita un consorte para llegar a ser padre. Su consorte puede ser su esposa, o puede ser la Iglesia, sobre todo personificada en María. En cualquier caso, un hombre tiene que considerarse casado (se desposó con alguien con quien él comparte un amor fructífero que produce descendencia de una manera física o espiritual. En otras palabras un padre, también es un marido que ama a su esposa. 

Dios Padre es el modelo de toda paternidad. En la casa de su familia, la Iglesia, Él se ha desposado misteriosamente con nosotros, como el profeta que Óseas predijo. Él también nos ha hecho sus niños por adopción. Cristo es su único Hijo, pero porque el Padre nos ama, Él nos ha hecho sus hijos adoptivos, coherederos con Cristo, y así, capaces no sólo de compartir el sufrimiento de Cristo sino también su resurrección. 

Un hombre maduro nota la analogía de su destino como padre con el amor creativo de Dios Padre. El padre maduro por quien el mundo clama, es exactamente el hombre que nuestra época necesita. Demasiado tiempo hemos sufrido el extremo negativo del espectro, donde los muchachos caprichosos se caen de bruces porque ningún padre les protegió. Demasiado tiempo hemos sufrido a hombres pueriles que rechazan su regalo paternal. Gimoteando y llenos de egoísmo, buscan la satisfacción instantánea. Nuestro tiempo produce muchas personas vacías que debido a su negativa de tomar su lugar como esposos y padres, inconscientemente se vuelven bebés, generalmente de una mujer. Ellos se olvidan que una mujer privada de su maternidad, física o espiritual, encuentra un bebé sustituto: un perro, un novio o un marido. 

Si queremos construir la cultura de la vida exigida a los cristianos en el nuevo milenio, entonces necesitamos hombres maduros, hombres paternales. Los hombres deben saber un gran secreto: el varón que se ha vuelto un hombre por medio de la aceptación de su responsabilidad paternal es el único que merece el corazón de una mujer. Ese hombre será transformado por su nueva tarea: particularmente, es con el amor, la prudencia, la sabiduría, la gentileza, y la autoridad, con lo que él puede llevar a cabo la tarea que el Padre le concedió en este mundo.