Lo que sale del corazón, llega al corazón

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A veces nuestros escritos y nuestras palabras no convencen ni poseen la fuerza atractiva porque no sale del corazón.

Lo que solamente sale de la mente y de los labios no suele llegar al corazón.

Llega al corazón lo que sale del corazón.

Una idea, un pensamiento meditado, profundizado en el convencimiento y rumiada interiormente suele poseer un atractivo irresistible.

Las palabras sentidas y sinceras que salen del corazón suelen llegar siempre al corazón de los otros.

Es una regla que no suele fallar nunca.

Uno convence en la medida que un está convencido.

Llegas al corazón de los demás si arrancas del tuyo propio.

Si has hecho tuyo el mensaje de Jesús, del Cristo Resucitado y lo has profundizado en tu corazón y dás testimonio de él en la vida diaria, éste llegará ciertamente a otros y producirá el milagro de la conversión.

Evangelizamos en la medida que somos evangélicos en la manera de pensar, escribir, de sentir y de actuar.

Cuando habla un corazón convencido siempre conecta con otros corazones que se les abren para asumir su mensaje.

Y mi mensaje de hoy y siempre es: SONRIE ... ante la vida, ante las alegrias y sobre todo ante los sufrimientos, porque DIOS TE AMA.