La visión positiva de la vida
Autor: E. Rojas



El Optimismo... EL Secreto está en los ojos.

El optimista ha sabido educar su mirada para descubrir lo positivo que se asoma a su alrededor. No es que sea incapaz de percibir lo negativo, sino que se detiene más en lo bueno que en lo malo.

Su visión repasa la realidad, pero en su retina en su corazón y en su cabeza se hospeda lo más valioso. 

Todo está en la forma de mirar.

La vida es como una aventura marina. El mar no siempre se presenta sereno y en calma, sino que como algo vivo, en movimiento, tiene subidas y bajadas, tempestades y días de horizontes abiertos. Cuando el mar empieza a erizarse y el oleaje pide paso y toma la delantera, uno adopta ciertas medidas defensivas para ponerse a salvo.

Cualquier biografía tiene momentos de naufragio. La mejor vida ha pasado por experiencias límite, con el peligro de no mantenerse a flote. 

El optimista no pierde la calma cuando todo parece que se viene abajo. Sabe mantener el tipo. Tiene fortaleza y serenidad. relativa. Lucha contra los elementos. Está atento a todo pero mirando a la lejana, porque los vientos favorables volverán. Se crece en la adversidad. No es fácil derrotarlo a priori.

Siempre ofrece una resistencia que contrapesa la fatalidad. El infortunio y las condiciones negativas para la navegación no hacen que se instale en los peores presagios, sino que lucha, pone remedio, se las ingenia como sea para no verse barrido por esos elementos en torbellino de la naturaleza.

El optimismo no es una visión plana y simplona de la realidad, sino la capacidad de aceptar otro ángulo de los hechos, poniendo siempre una nota positiva y aplicándola con criterio. La persona optimista sabe diferenciar lo que es sustancial de aquello otro que es anécdota y periferia.

Cuenta Edgar Allan Poe en su "Descenso a Maelstrón" algo que ilustra claramente lo que quiero decir:

Tres pescadores se ven envueltos en un remolino de mar a todo tren. Un embudo enorme y circular arrastra con fuerza a los dos primeros. El tercero, más frío en el análisis de unos hechos vertiginosos, no pierde la calma en medio de lo que se avecina y observa lo que está sucediendo. No todo esta perdido, la succión se produce de forma ordenada, hay una sistemática.

Y en medio de la experiencia aterradora se percata de que los objetos circulares entran en el torbellino, dan unas vueltas y son expulsados, arrojados con fuerza hacia el exterior. Se ata a un tonel, entra en la vorágine, da unas vueltas y después sale disparado a bastantes metros.

La barca en la que navegaban los pescadores es absorbida y deglutida, mientras que este tercer tripulante no se deja embaucar por un mar enfurecido, sino que contrarresta el griterío de las olas con lo mejor de sí mismo.

El optimismo es una forma de navegar.