La verdadera belleza

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La belleza de las cosas es fugaz.

Intenta llegar hasta la belleza interior

de las personas con las que convives.

Muchas flores bellísimas y perfumadas

solo duran pocas horas.

 

Sin embargo, aunque feas, las piedras

duran milenios y cumplen sus tareas.

Por lo mismo, no seas superficial.

No prefieras lo pasajero a lo eterno,

la belleza a la sabiduría.

 

Afiánzate en lo que dura para siempre,

en el Espíritu inmortal,

nuestro verdadero YO

y no en lo que termina pronto.