Las piedras tienen voz

Autor: Padre José Luis Hernando

 

 

Quisiera distinguir el mensaje que Dios ha escrito en cada persona, en cada problema, en cada situación, o solución que nos llega cada día. Y esto es originariamente lo que pensé cuando busqué un título para estas reflexiones: “Huellas y Caminos”. Descubir la huella de Dios, la voz de Dios, para que atendiendo esa voz encontremos el camino por el que tenemos que caminar.

Pienso que si nuestro nombre, como dice el Profeta Isaías en el Capítulo 49: “está grabado en la palma de la mano de Dios”. ¿Qué él no habrá grabado en las maravillas clamorosas o silenciosas que nos rodean? 

La imaginación literaria de Reniel Rink produjo una historia o leyenda que nos puede ayudar a entender como también las piedras pueden hablar. Me refiero a los obstáculos, los problemas, los momentos difíciles, las crisis, cuando parece que todos los caminos se cierran y todas las soluciones se alejan. Cuando parece que todos los intentos de esfuerzos fracasan. Es entonces cuando dentro del problema, del muro o de la piedra suena una voz, hay un mensaje. 

Podríamos trasladarnos unos cuantos siglos hacia atrás y dirigirnos o perdernos allá en las canteras de Carrara cerca de Florencia en Italia. Aquel día también el Dios Omnipotente se acercó a aquellas canteras. Brillaban los bloques de mármol blanco y en las manos del artista también brillaban el martillo y el cincel. Sus ojos estaban pensativos y sus oídos pegados a la superficie de la piedra en afán de escuchar. Dios no pudo contener su curiosidad, se acercó y preguntó al artista, Miguel Angel Buonarotti, ¿qué estás haciendo? El famoso artista contestó rápido e impaciente: “ no lo ve Señor, estoy escuchando”. Dios añadió inmediatamente: “¿pero qué es lo que tú puedes escuchar dentro una mole de piedra?” “A ti mismo, Señor, te escucho. Pues tu estás dentro de esta piedra. Estas ahí, pero no se te puede alcanzar fácilmente. Por eso me dedico a descifrar tu voz. Con mi cincel y mi martillo lograré que tu voz encerrada en esta piedra salga al mundo de la luz y de la libertad. Quiero que la gente te descubra, que te vea, que te sienta, que pueda sentirse tocada también por tu voz y tu presencia”.

Dios admiró la respuesta de Miguel Angel, pero dudó de su razonamiento. Por eso le contestó: “¿Acaso piensas tú que yo siendo Omnipotente Omnipresente, Omnisciente, siendo vivo, estoy prisionero y estoy encerrado en esas piedras?” “ Por supuesto que no”, respondió el artista Miguel Angel, “Tú eres demasiado grande para que te dejes reducir en un espacio tan frío y limitado. Pero desgraciadamente para mucha gente tu vives encerrado, lejos allá, aburrido en el cielo. Quiero con mi talento y con mi oído, con mi martillo y mi cincel, quiero Señor liberarte del cielo. Quiero hacer de tu presencia más visible en la tierra”. 

Podríamos terminar esta linda leyenda diciendo que Dios se puso triste al darse cuenta de que muchos pensaban que el cielo era para él lo mismo que una tumba, tan fría como el mármol. Pero también Dios sonrió a Miguel Angel al ver que con su arte prolongaba su creación divina. 

Debe ser cosa maravillosa saber escuchar y hacer que salga su voz y su presencia de una piedra deforme convertida en arte. Yo creo que Dios siempre anda buscando y llamando artistas, poetas, pintores, músicos, gente sencilla con cultura o sin ella, pero con mucha fe, capaces de escuchar su voz liberándola del patrio silencio de los cielos.

De acuerdo a lo que decía un autor cuando hablaba del amor: “Amar es una acción positiva, es dar vitalidad a otro, es liberarle del mármol frío en que estaba petrificado y encerrado y verle danzar, aunque la danza le aleje de nosotros.

No es lindo hacer de una persona aislada, petrificada, enclaustrada, enterrada en el mármol frío de su libertad aprisionada. Hacer que salga de todo eso y comience a danzar, aunque la danza le aleje de nosotros, porque ha cambiado y se siente libre. 

Aunque no lo creas mi buen amigo, radio escucha, aunque te haga reír, tú y yo podemos ser artistas, sin cincel, sin pincel o sin bellas palabras. Tú puedes prestas oídos, abrir los ojos, poner a trabajar tu voluntad y auscultar el sonido de todas las piedras que se interpone en tu camino. Tu puedes oír las voces y los gritos que se esconden detrás de tus problemas, de tus contradicciones e indecisiones, detrás de las enfermedades y egoísmos. 

Puedes hacer con esas piedras lo mismo que la hormiga, que acumulando todo lo que encuentre en su camino, pues termina bloqueando el paso de su casa. Puedes amontonar, juntar y colocar con el cemento del miedo y del disgusto, todas las piedras con las que todos los días tropezarás y seguirás tropezando. Pero si actúas así, llegarás a ser y a crear un muro que cierre tu camino y tu horizonte. Con él vas a chocar, te quedarás sólo y nunca vas a oír las voces que quedan prisioneras detrás de cada obstáculo o contrariedad. Con esta actitud de acumular y lamentar problemas, el muro crecerá hasta convertirse en tumba dónde mascarás el aire de la soledad, de la tristeza, de la confusión, de la oscuridad.

Pero también puedes hacer como el pica pedrero o como el famoso Miguel Angel. A base de golpes y constancia pulveriza la piedra, disuelve el problema. Haz del bloque deforme y molesto una obra de arte. Pon a trabajar el cincel de la fe y del talento. Pon en acción el martillo de la constancia y de la creatividad. Pon tus oídos y tus ojos atentos para descubrir la voz, el desafío, las huellas, la posibilidad que hay detrás de cada piedra, detrás de cada dificultad.

Podemos ser artistas en las propias canteras de nuestra existencia, haciendo de la vida una fuente de posibilidades y creación. De lo contrario, pues se convertirá en una tumba de silencios y de amarguras.

Tengan todos mucha paz y mucho bien.