La sal

Autor: Maite Parga

 

 

Aquella mañana habían acudido todos juntos a La Misa; ya en casa, comentaron como solían hacerlo siempre, el evangelio de la celebración.

Uno de los hijos, decía no entender, porque Jesús había dicho que sus seguidores. Debían de ser como "la sal", entendían lo de la luz, pero "la sal", claro que en la época en que el Señor lo dijo tenía sentido, pero ahora, ya casi nadie la usaba, en el mundo antiguo se usaba para conservar los alimentos, hoy ya menos; así, pues era un punto del Evangelio, que no era actual.

El padre, corrigió a su hijo, diciéndole, que La Palabra de Dios, siempre es vigente, en cualquier época de la historia, porque es La Palabra de Dios.

Llego la hora del almuerzo y la madre sirvió el primer plato, a todos les encanto, y la felicitaron por el mismo, así como alabaron el plato que era una riquísima sopa de verduras y pescado, nadie nombro la sal.

Llego el segundo, un delicioso pescado al horno, pero al probarlo, todos dijeron, que por favor se les trajese otra cosa, "aquello, no se podía comer todo era sal".
Vino después el tercero una deliciosa carne asada; y tampoco la pudieron comer, porque le faltaba sal.

Ves hijo, dijo entonces la madre, El primer plato, como tenía la sal justa, os agrado a todos, y no os acordasteis de la sal. Que era la que le daba el sabor.
Los otros dos os acordasteis o porque faltaba, o porque sobraba.


Pues así hemos de ser los cristianos, dispuestos a "salar" ayudar a los demás, sin esperar que nos lo, agradezcan, que lo achaquen a todo lo que quieran; pero sabiendo que como la sal, si no estamos donde se nos necesita se nos echara en falta, y se dirá que somos anti-testimonio, que el cristianismo ya no vale para nada; que por que no ayudamos en esto o en aquello; y que si queremos dar nuestra ayuda, llevando por delante palmatorias. Y campanillas. Se dirá que huele a incienso, que sobramos. Que hemos pues de ser discretos".

¿Pero entonces, dijo el hijo mediano, como daremos con nuestras obras testimonio de Dios?.

Haciéndolas hijo, el que recibe el favor, no te lo agradecerá a ti, y hará muy bien pues sólo fuiste un instrumento, pero si le dará Gracias al Señor, porque, te puso en su camino, porque tú aunque fuera por "interés le serviste.

¿Y si no cree, en Dios; como le dará Gracias?.

OH entonces, dijo la madre, Jesús se las dará por Él, lo hace por todos, los que nos olvidamos de agradecer los favores que Dios y los otros seres humanos nos hacen.