La niña Esperanza

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Lo que me admira, dice Dios, es la esperanza.
No salgo de mi asombro.
esta pequeña esperanza que parece poquita cosa,
esta niña esperanza,
inmortal...

Porque mis tres virtudes, dice Dios,
mis criaturas, mis hijas, mis niñas,
son como mis otras criaturas de la raza de los hombres:
la Fe es una esposa fiel,
la Caridad es una madre, una madre ardiente, toda corazón,
o quizá es como una hermana mayor,
que es como una madre.

La esperanza es una niñita de nada
que vino al mundo el día de Navidad del año pasado.
Sin embargo, esta niñita esperanza
es la que atravesará los mundos;
esta niñita de nada, ella sola,
llevará consigo a las otras dos virtudes;
ella es la que atravesará los mundos llenos de obstáculos.

Por el camino empinado, arenosos y estrecho,
arrastrada y colgada de los brazos
de sus dos hermanas mayores,
que la llevan de la mano
va la pequeña esperanza.
En medio de sus dos hermanas mayores,
da la sensación de dejarse arrastrar
como una niña que no tuviera fuerzas para caminar.
Pero, en realidad, ella es la que hace caminar
a las otras dos, y la que las arrastra,
la que hace caminar al mundo entero
y la que le empuja.
porque en verdad no se trabaja sino por los hijos,
y las dos mayores no avanzan sino gracias a la pequeña.

La niña esperanza camina entre dos hermanas mayores;
nadie se fija en ella.
por el camino de la salvación, por la senda carnal,
por el camino quebrado de la salvación,
por la carretera interminable, por el camino,
entre sus dos hermanas,
la pequeña esperanza avanza.

Entre sus dos hermanas mayores,
la que está casada y la que es madre.
Y no le hacen caso: el pueblo fiel no le hace caso
sino a las dos hermanas mayores,
la primera y la última,
que van a lo más urgente,
al tiempo presente.

El pueblo fiel no sino a esas dos,
no tiene ojos sino para las dos hermanas mayores,
la de la derecha y la de la izquierda,
y apenas si mira a la que va en medio,
la pequeña, la que aún no va al colegio
y que avanza,
perdida en las faldas de sus hermanas
que sin ella no sería nada
sino dos mujeres, ya de alguna edad,
dos mujeres de cierta edad,
por la vida gastadas:
es ella, la pequeña, quien todo lo arrastra.