La gran obra...

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La creación entera es obra de Dios, que además cuida amorosamente de todas las criaturas -hasta la más pequeña- empezando por mantenerlas constantemente en la existencia. 

Este cuidado y providencia se extiende muy particularmente al hombre, objeto de su predilección. Nuestro Padre quiere lo mejor para sus hijos. 

Lo que podríamos imaginar, para nosotros mismos y para aquellos a quienes más amamos, se queda muy lejos de los planes divinos. 

Él sabe muy bien lo que necesitamos, y su mirada alcanza esta vida y la eternidad. 

Encontramos sufrimientos, preocupaciones y trabajos, pero debemos llevarlos como hijos de Dios, sin agobios, rebeldía ni tristeza porque sabemos que Él permite esos sucesos que parecen un desastre, para purificarnos y convertirnos en corredentores. 

No andéis agobiados por la vida, examinemos hoy si llevamos con paz la contradicción, el dolor y el fracaso, si éstos nos acercan a nuestro Padre Dios y nos hacen más humildes.