La flauta Zen

Autor: Ray Brooks

Obtenido: Sitio del Padre Carlos Gonzalez Valles

 

"Esa frívola vida llevé yo varios años. Dinero, coches, compañías, clubes nocturnos. Luego mi armadura a prueba de bomba comenzó a fallarme. Ahora veo que era inevitable. La mente puede aguantar hasta tanto abuso, y no más. Después comienza a resquebrajarse y a buscar a la desesperada algo que tenga sentido en la vida.

La primera indicación de que algo andaba fuera de su sitio me vino cuando comencé a ver destellos de mí mismo y mis amigos. ¡El mismo guión! ¡Aburrido y falso! Estaba cayendo en la cuenta de que mi vida era una farsa, pero no tenía idea de qué podía ser una vida "auténtica". ¿Cómo iba yo a reconocer lo auténtico cuando lo viera?

Vi que no había ni una fibra de personalidad en nosotros. Éramos clones unos de otros. Nuestras vidas las había modelado la sociedad y la cultura en que habíamos crecido. Nadie lo cuestionaba.

Una noche estos inesperados sentimientos de disociación se hicieron tan fuertes que hube de salirme del club nocturno. Me acuerdo que navegué por la multitud en busca de oxígeno. Una vez fuera, caminé sin más por Oxford Street. El andar siempre ayuda. En una hora llegué hasta Hyde Park. Avancé entre árboles, y llegué a un claro que me era familiar. La última vez que había estado allí fue hacía siete largos años, el 5 de julio de 1969. Había miles de personas aquel día. Hacía calor y yo estaba tumbado en la hierba con mi novia. Nos habíamos reunidos todos aquellos para oír a los Rolling Stones. El concierto era en memoria de Brian Jones que se había ahogado hacía poco. Mick Jagger, vestido todo de blanco, leyó el poema Adonais de Shelley y echó a volar a miles de mariposas blancas. Fue un gran momento.

Ahora, muy solo en la extraña oscuridad, me quedé de pie escuchando los ruidos del lejano tráfico de Park Lane, y miré a la corona de luces de la ciudad.

Viendo la superficialidad de mi vida me sentí agobiado por la tristeza y por un sentimiento aplastante de soledad. Tenía que haber algo distinto en la vida.

No tuve una gran Epifanía esa noche. Sólo el romper de la marea de años de sentimientos reprimidos tras el dique de lo que ahora veía como una existencia artificial. Después de haberme pasado años tratando de llenar con todo cuidado cada grieta y cada agujero en mi vida, me encontré totalmente vacío. Era la hora de cambiar. Pero cambiar ¿a qué?" [Blowing Zen, p. 34]

[Ray Brooks que escribió esa sentida experiencia, encontró la "autenticidad" que buscaba... aprendiendo a tocar shakuhachi, que es la flauta Zen. El consejo que le dio su maestro fue, "Aprende a escuchar con todo tu ser. Escuchar es el portal de la liberación" (p. 66). Y la lección de vida de la flauta: "El Zen no quiere decir más que vivir la vida ordinaria en cada momento." (p. 57)]