La cruz del carpintero

Autor: Lili Naranjo, Viernes Santo, Abril 14, 1995

 

Cuantas veces, mi Señor

tus manos fuertes, callosas

la madera acariciaban,

construyendo, con amor,

cada día alguna cosa

 

Quizás mientras serruchabas

meditabas el momento

cuando irías al encuentro

de otro pedazo de leño

que en el Calvario aguardaba

 

Jesús, cuando martillabas

madera para una cama

y los clavos en ella hundías

me pregunto si sabías

que otros clavos te esperaban

 

¡Ay mi dulce carpintero!

¿Cómo decirte yo puedo

que quiero ser el madero

donde se apoye tu cuerpo?

¿Te sería de consuelo?

 

Grande, Señor, es mi duelo

pero más grande es mi gloria

pues me siento hoy Cireneo

y mi ayuda es su victoria.

¡Para eso dejaste el cielo!

 

Para marcar el sendero

que no es fácil de seguir

pues el amor verdadero

solo se ha de conseguir

abrazándose al madero

 

Mostremos al mundo entero

que se puede ser feliz

si sabemos compartir,

nuestras cruces, nuestros miedos

y ¡La Cruz del Carpintero!