Hijo...

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Hijo:

Créeme, me gustaria mucho que vinieras al mundo y me brindaras la oportunidad de hacerte mi heredero.

Sé que nuestra convivencia estará llena de dificultades, que aprenderás a valorar el mundo adulto a través de mi y que yo deberé esforzarme por valorarte, por no olvidar lo que pensaba y sentia cuando tenia tu edad, para nunca cometer el terrible error de permitir que me pierdas la confianza.

Cuando seas pequeño tendrás muchas dudas. Quizás me hagas preguntas que yo, y nadie más, tendré que responderte. seguramente algun día te cuestiones de dónde has venido en realidad. Cuando me lo preguntes habrá llegado el momento de pasar una dura prueba de criterio, pues tendré que demostrarte exactamente lo que siento como padre y lo que siente tu madre como madre, ya que esos sentimientos serán ni más ni menos el motivo de tu procedencia.

Antes de responder te sentaré en mis rodillas y te haré la pregunta:

- ¿Sabes lo que es el amor?

Será interesante conocer lo que piensa mi propio hijo acerca del amor, porque creo que la forma en que un hijo vive el amor determina gran parte del éxito o el fracaso de un padre.

- ¿Has pensando por qué soy tu papá y no lo es cualquier otro señor? Pues porque a ti y a mi nos une el amor- te diré después procurando dejar bien claro ese argumento-. Un lazo de unión que nos hace necesitarnos mutuamente para poder vivir, que nos hace correr a abrazarnos fuertemente despues de un día de trabajo, que nos hace preocuparnos el uno por el otro cuando estamos lejos, un lazo invaluable, ¿comprendes? A ti no te trajo una cigüeña ni naciste de ningun otro cuento absurdo. Naciste del amor. Del amor que nos une a tu madre y a mi, algo similar a lo que existe entre nosotros ¿si? Ella y yo nos amamos y vivimos siempre cerca, un día nos acercamos cuerpo a cuerpo y tu naciste de esa máxima unión fisica, naciste de ella y de mi, cada uno aportó algo de si mismo para que tu pudieras existir.

Será fundamental hablarte del sexo para que desde pequeño sepas que provienes de él, aprendas a respetarlo, a valorarlo como el climáx del amor del que tu mismo procedes y rechaces a todos aquellos que lo ensucian y envilecen.

Será hermoso compartir contigo la verdad, las experiencias que me han ido formando. Cuando seas mayor, dejaré que seas tu mismo, respetaré tus decisiones aunque yo en tu lugar hubiera tomado otras. Permitiré que a tu modo consigas ser alguien mucho mejor que yo.

Sé que no será sencillo, pero pondré todo mi entendimiento en conseguirlo, en parte por ti, y en parte por retribuir a Dios los abuelos que tendras y que, de una u otra forma, me heredaron las ideas y el caracter que, a mi vez, trataré de heredarte. Que trataremos tu madre y yo de heredarte...

Sólo espero que ella y yo siempre estemos de acuerdo para hacerlo.

Con amor y temblor, muchos años antes de conocerte.

Tu papá