Has tomado mi lugar
Autor:
Un día, un hombre fue a una iglesia. Llegó temprano, estacionó su auto, y se bajó para entrar.
Otro auto se le acercó y el conductor le dijo, "Siempre me estaciono allí. ¡Has tomado mi lugar!"
El visitante entró a la escuela dominical, halló un asiento vacío y se sentó.
Una jovencita de la iglesia se le acercó y le dijo, "¡Ese es mi asiento! ¡Has
tomado mi lugar!". El visitante estaba un tanto incómodo ante esta tosca
recepción, pero se quedó callado.
Al término de la escuela dominical, el visitante ingresó al santuario de la
iglesia y se sentó. Otro de los feligreses se le acercó y le dijo, "Allí es
donde yo siempre me siento. ¡Has tomado mi lugar!". El visitante estaba aún más mortificado por este trato, pero seguía sin hablar.
Más tarde, mientras los fieles oraban para que Cristo estuviera entre ellos, el visitante se puso de pie, ¡y su apariencia empezó a cambiar!. Unas horrorosas cicatrices se hicieron visibles en sus manos, y en sus pies cubiertos por sandalias.
Uno de los feligreses se dio cuenta y le preguntó al visitante, "¿Qué te
sucedió?".
El Visitante respondió:
"Yo tomé tu lugar".