El viajero

Autor: Juan Carlos Pisano; María Inés Casalá

Libro: "Cuentos rápidos para leer despacio"

 

Ricardo estaba eufórico. Había leído que se abría un concurso para premiar la mejor carta de amor, escrita desde la aurora de la historia hasta el año 1996, justo cuando él cumplía 22 años...

Una edad hermosa para investigar sobre las cartas de amor. Y empezó la idílica búsqueda: leyó cartas de amor de caballeros del Renacimiento, encendidas epístolas de trovadores y poetas árabes; hindúes, músicos y artistas a sus amadas imposibles o reales; a Dulcineas, Betrices, Julietas, Galateas, Melibeas y amads imaginarias...

Eran cartas ardientes, hermosas, envueltas en nubes de poesía y sentimientos delicados o pasionales. Pero no acababan de satisfacerlo. ¿Cuál elegir? Estuvo largo rato mirando las estrellas desde la ventana, una noche transida de aromas primaverales. Luego, fue a su mesa de trabajo y casi distraídamente puso la mano sobre un libro voluminoso encuadernado en cuero rojo, y con cantos dorados. Lo abrió al azar y leyó: "Como lirio entre los cardos, es mi amada entre las doncellas..." "Ven, paloma mía, que anidas en las hendiduras de las rocas, en la grietas de las peñas escarpadas. Muéstrame tu rostro, dame a oír tu voz, que tu voz es suave y amable es tu rostro", Ricardo, fascinado, siguió leyendo: "¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! ¡Son palomas tus ojos, a través de tu velo! ¡Ven del Líbanos, esposa! ¡Prendiste mi corazón, hermana, esposa! Prendiste mi corazón en una de tus miradas, en una de las perlas de tu collar. Eres jardín cerrado, fuente sellada... Dulce más que el vino son tus amores". Y Ricardo seguía leyendo, ya extasiado.

-¿Qué libro será este se preguntó? Lo abrió y vio: La Biblia. Y pasó la noche entera hojeando el libro y, cada vez más admirado, encontraba frases de amor, del que da la vida, del que ama sin cansarse de perdonar, del que quiere la felicidad del ser amado: y copió algunas frases salidas de la boca de Jesús o de sus discípulos. "Nadie tiene mayor amor, qe el que da la vida por los amigos". "Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos". "No amar es quedarse en la muerte". Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito". "Hemos comprendido lo que es el Amor, porque Jesús se desprendió de su vida por nosotros".

"Hijitos míos: Amaos unos a otros". "Amigos, no amemos de la palabra sino con obras y de verdad". En esto se hizo visible entre nosotros el amor de Dios: en que envió al mundo a su Hijo único para que nos diera vida".

Ricardo no cabía en sí de gozo: había encontrado la mejor recopilación de cartas de amor existentes en el mundo. Y comprendió que la Biblia es la más perfecta, fideligna, sincera, infinita y milagrosa carta de amor escrita a la humanidad por Dios mismo a través de su Hijo y de sus mensajeros. Y esa carta está rubricada con sangre redentora. Y como epílogo nos regala un mensaje de triunfal esperanza:

Cristo resucitó y nosotros resucitaremos, para amar eternamente.

Y Ricardo ganó el premio. ¿Qué premio? Haber conocido una carta de amor de Dios, que es la fuente del amor.