El valor del silencio

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El silencio no es la ausencia del sonido.
Eso sería imaginarlo negativamente.
El silencio es una reducción de ese sonido estático interior
que ocupa no sólo los oídos,
sino también la atención.

El silencio nos permite escuchar muchos sonidos
que de otra manera no oiríamos;
el sonido de los pájaros,
del agua, del viento,
de los árboles, de las ranas,
de los insectos, de las ardillas,
así como de la conciencia,
los sueños despiertos, las intuiciones,
las inhibiciones y deseos.

Uno cultiva el silencio
no obligando a los oídos a no oír,
sino elevando el volumen de la música
del mundo y del alma.