El sentido de las cosas

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¿Cuál es el sentido profundo de las actividades diarias que realizamos?

La pregunta es fundamental. 
De ella depende el gozo o la frustración con que vivamos. 
O el impulso vital que nos moviliza en nuestros trabajos, oficios o profesiones.

Una historia medieval puede ayudarnos a comprenderla

"En una ciudad, a unos hombres que labraban la piedra en una plaza, les preguntaron un día:
- Tú, ¿Qué haces? - 
- Estoy picando piedras - contestó el primer hombre sin levantar la vista.
- ¿Y tú? - Le preguntaron al segundo.
- Estoy trabajando - Contestó alicaído.
- ¿Y tú que haces? - Interrogaron al tercero.
- ¿Yo? - Dijo sonriendo con su rostro iluminado y la piedra entre sus manos
- ¿Yo? Estoy construyendo una catedral - "

Aquí está el secreto más profundo para saber si la vida la vivimos nosotros gozosamente o si la amargura nos envuelve en lo que realizamos.
Podemos picar piedras todos los días.
Podemos acudir a nuestros trabajos moviéndonos como autómatas.
Podemos fatigarnos procurando el dinero o el pan de nuestros hijos.
Podemos vivir neuróticamente creyendo que nuestras metas son las cuentas bancarias y las inversiones.
Sí. 
Podemos "sobrevivir" de ese modo. Pero permanentemente nos estaremos estrellando contra una roca que nos despedaza. Y además una sensación de vacío habitará en nuestro interior.

La sabiduría de la vida está precisamente en tener el gozo de "construir una catedral", de tener proyectos y sueños amplios, de trascender a lo cotidiano.
Cada hombre debe, "Soñar un proyecto de vida, y no desmayar hasta que ese proyecto se realice".

Convendría que cada uno de nosotros diariamente pudiera responder a esa pregunta: 
- ¿Tú, qué haces? - 

De nuestra respuesta depende el gozo o la tristeza con que vivamos.