El guardián perfecto

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Un hombre se introdujo en la huerta de un vecino para robarle maíz. Llevó consigo a su hijito para que hiciera de guardián y le avisara si se
aproximaba alguien. Antes de comenzar verificó que no hubiese nadie en los
alrededores.
Miró a un lado y luego al otro. Al no ver a nadie se disponía a llenar la
bolsa que llevaba consigo, cuando de repente el niño exclamó:

"¡ Papá, te olvidaste de mirar en otra dirección!"
Suponiendo que se acercaba alguien guardó rápidamente la bolsa y le preguntó
a su hijo en voz baja:
"¿Dónde?"
Este le respondió:
"¡Te olvidaste de mirar hacia arriba!"
Al padre le remordió la conciencia, tomo a su hijo de la mano y emprendió el
regreso a casa sin el maíz que había planeado robar.