El día que verdaderamente ore

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Un día desperté temprano para ver el alba.
Ah, la hermosura de la creación de Dios es indescriptible!!!

Mientras miraba alababa a Dios por sus maravillosas obras.
Mientras estaba sentado la presencia del Señor vino a mí y me preguntó:"¿Me amas?"

Yo contesté, "Por supuesto, Dios! Tú eres mi Señor y Salvador!"

Entonces El preguntó, "¿Si tu estuvieras paralítico me amarías aún?"

Me quedé perplejo. Incliné mi rostro para mirar mis brazos, mis piernas, y el resto de mi cuerpo y me pregunté cuantas cosas me sería imposible hacer. Las cosas que yo daba ya por sentado. Y contesté... "Sería difícil, Señor, pero aún te amaría."

El Señor entonces me preguntó, "Si estuvieras sordo, ¿aun escucharías mi palabra?"

¿Cómo escucharía algo estando sordo? Entonces comprendí que escuchar la palabra de Dios no es solamente usar nuestros oídos sino nuestros corazones. Contesté,
"Sería duro, pero aún escucharía tu palabra"

El Señor entonces preguntó: "Si estuvieras mudo, ¿Aún alabarías mi nombre?"

¿Cómo te alabaría estando mudo?. Luego, pensé, Dios quiere que cantemos desde lo profundo de nuestros corazones y almas. No importa que sonido hagamos. Y alabar a Dios no es siempre con una canción sino cuando estamos en persecución. Damos alabanzas con palabras de gratitud. Así que conteste: "Aunque no podría cantar físicamente, aun te alabaría".

Y el Señor contestó, "¿Realmente me amas?". Con ánimo y fuerte convicción, contesté enfáticamente, "Sí Señor, te amo porque tú eres el único y verdadero Dios"

Y pensé que había contestado bien, pero Dios preguntó,

"Entonces ¿porque pecas?". Contesté, "Porque soy humano, no soy perfecto."

"Entonces porque en tiempos de paz ¿Te descarrías lo más lejos posible?
Porque sólo en tiempos de problemas ¿Oras en serio?
Sin respuesta. Sólo lagrimas.

El Señor continuó.
"¿Porque sólo cantar en retiros y congresos?"
"¿Porque me buscas sólo en tiempos de cultos?"
"¿Por qué pedir por cosas tan egoístamente?"
"¿Por qué pedir por cosas tan infielmente?"

Las lágrimas continuaron corriendo por mis mejillas.

"¿Por qué te avergüenzas de Mí?"
"¿Porqué no estás esparciendo las buenas nuevas?"
"¿Porqué en tiempos de persecución, lloras a otras personas cuando yo ofrezco mis hombros para llorar en ellos?"
"¿Por qué haces excusas cuando te doy oportunidades para servir en Mi nombre?"

Traté de contestar, pero no tenía ninguna respuesta.

"Tú eres bendecido con la vida. No te hice para que desperdiciaras este regalo."
"Te he bendecido con talentos y dones para servirme, pero tú continúas en alejarte."

"He extendido Mi palabra a ti, pero tu no crecistes en conocimiento."
"Te he hablado, pero tus oídos estuvieron cerrados."
"Te he mostrado mis bendiciones, pero tus ojos quitaron su mirada."
"Te he enviado mis siervos, pero tú te sentaste distraídamente mientras ellos fueron quitados de allí."
" He oído tus oraciones, y te he contestado todas."
"¿Verdaderamente me amas?"

No pude contestar, ¿cómo podría?. Estuve avergonzado más de que lo podía creer. No tenía excusa. ¿Qué respuesta podría yo dar a esto?

Cuando mi corazón hubo llorado, y mis lágrimas hubieron salido, dije, "Por favor Señor, perdóname. Soy indigno de ser tu hijo."

El Señor contestó, "Esto es Mi gracia, Mi hijo."

Yo contesté, "Entonces ¿Por qué tú insistes en perdonarme?... ¿Por qué me amas tanto?"

El Señor contestó, "Porque tú eres Mi creación. Tú eres Mi hijo. Nunca te abandonaría."

"Cuando tú lloras, Yo tendré compasión y lloraré contigo."
"Cuando tu gritas de gozo, Yo reiré contigo."
"Cuando tu estás deprimido, Yo te animaré."
"Cuando tu estés derribado, Yo te levantaré."
"Cuando tu estés cansado, Yo te cargaré."
"Yo estaré contigo hasta el final de los días, y te amaré por siempre."

Nunca había llorado tan amargamente antes. ¿Cómo pude haber sido tan frío?
¿Cómo pude haber ofendido a Dios como lo había hecho? Pregunté a Dios, "¿Cuánto me amas tú?"

Y el Señor extendió sus brazos, mientras ellos eran clavados en la cruz.

Me incliné a los pies de Jesús, mi Salvador. Y por primera vez, yo verdaderamente oré.