Decálogo para una buena cuaresma

Autor: Padre Javier Leoz

 

1. Dejar de ver la televisión nos hará ser más objetivos, y más reflexivos. La familia tendrá una oportunidad para aquella palabra no dicha por falta de tiempo.

2. Olvidar unos pitillos contribuirá a la limpieza de los pulmones y el riesgo de otras tantas enfermedades.

3. El hablar bien de Dios, además de estar en consonancia con el segundo mandamiento, será signo de cultura, equilibrio, delicadeza y de recurso lingüístico.

4. Racionalizar los “cubatas”, el vino o cualquier licor (amén de no multiplicar la vista por dos) nos arrancará del puro consumismo.

5. Hablar menos y rezar más puede ser un modo práctico de conservar bien las cuerdas vocales y la salud cristiana. La oración es el mejor cosmético para el corazón y el alma. Un Padrenuestro al inicio del día y otro más antes del descanso nos acercará a Dios que es nuestro Padre y a los demás que son, por si lo hemos olvidado, nuestros hermanos.

6. Escuchar la Palabra de Dios, y no dejarnos llevar por la última opinión de turno, dará seguridad a nuestros pasos y proyección a nuestra vida cristiana.

7. Hacer menos gimnasia y deporte (al contrario de lo que señalaba cierto político) y un poco más de ejercicio espiritual (según un estudio reciente) prolonga la vida, calma el flujo sanguíneo y procura un mayor enriquecimiento personal (eucaristía diaria, cinco minutos de oración en una iglesia, rezo del ángelus, vía crucis, rosario, laúdes, vísperas, contemplación)

8. Olvidarnos de tanto rostro político, divos, revistas de corazón, etc., y leer, por ejemplo, el programa de Jesús de Nazaret narrado y dibujado con letra y con sangre en los Evangelios. Nos daremos cuenta que es el único que no engaña.

9. Recuperar el símbolo de la cruz y llevarla especialmente en el pecho durante estos 40 días. Lejos de ser un adorno puede ser una “pancarta” de la vida que quiere conquistar quien lo lleva colgado. 

10. Perdonar las pequeñas cosas del ayer que se convierten en permanentes sufrimientos del hoy. El perdón, entre otras cosas, aligera peso a la conciencia y hace más feliz la vida.