Decálogo del catequista

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  1. Comprende, vive, comparte los problemas e inquietudes de los educandos.
  2. Sus preferidos son los pobres, sencillos y menos dotados.
  3. Su prestigio y autoridad no le viene de su ciencia sino de la autenticidad y coherencia de su vida.
  4. No solo habla y predica, acompaña, va delante, abre caminos.
  5. No tiene miedo ni se acobarda. Enseña con libertad. Denuncia con valentía.
  6. Sus palabras son sencillas, su lenguaje comprensivo. Todos lo entienden.
  7. Proclama un mensaje vivo e inquietante. Ante él nadie puede quedar indiferente.
  8. No enseña teorías ni mensajes vacíos. Educa desde la vida y para la vida.
  9. No basta escucharle. No tolera la pasividad. Provoca el compromiso. Lanza a la acción. Crea comunidad.
  10. Lo busca popularidades ni protagonismos. Solo pretende servir y desaparecer.