Dando, recibimos

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El científico Luis Pasteur anduvo siempre escaso de dinero para sostener el Instituto de investigación que creó.

Un día acudió donde una señora Bondicant, dueña de una gran cadena de alamacenes, para pedir su apoyo.

Pasteur era ya un anciano de apariencia humilde. La señora lo recibió y el investigador le expuso el motivo de su visita.

Al final la dueña de casa le dijo lo que tantas vecs se dice en estos casos: Ya he distribuido mis limosnas a tanta gente que pide. Usted perdone, de todos modos le daré algo para su obra.

La señora salió y regresó con un cheque firmado. Pasteur miró antes de dar las gracias y se quedó asombrado. El cheque era por un millón de francos.

Entonces, fue la señora la que se adelantó y le dijo: ¡Gracias, profesor, por acordarse de mí! ¡Gracias por darme la oportunidad de compartir!

Excelente lección: Cuando damos los más beneficiados somos nosotros mismos. Alguien nos permite servir, crecer en el amor y alcanzar felicidad.