Conocerse y amarse

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

Libro: Momentos de paz

 

 

“Una vez, soñamos los dos que no nos conocíamos. Y nos conocíamos. Y nos despertamos a ver si era verdad que nos amábamos” (Tagore).

Cuando te vi, te pregunté por tu nombre. Me pareció bello y agradable al oído como una sinfonía de Beethoven.

Desde aquel día lo escribía en mis apuntes, en mi carpeta de clase, en las orillas de la playa, en el mar de mis pensamientos e imaginaciones.
Todo era belleza en mi alma y mi corazón palpitante de sentimiento por ti.
Incluso, como un iluso o ilusa creía conocerte a fondo. Tu mirada y tu figura, tus palabras y tus sugerencias sanas se grabaron en mi interior como dardos suaves de ternura.

Pasados algunos días, me di cuenta de que iba muy rápido/a. Me funcionaba mucho más el corazón que la mente,. Y este desequilibrio nunca es bueno.
Entonces me preguntaba si que sería bueno continuar contigo esta relación que surgió de estampida.
Y a medida que iba hablando contigo, percibía en mi interior que había tanta belleza en nuestra relación que decidí proseguir este contacto para llegar a conocernos en profundidad.
Las olas del tiempo, con su ir y venir, me fueron acercando a la orilla de tu vida. En ella apreciaba valores morales, espirituales y psicológicos que aumentaban mi grado de amistad y de afectividad contigo.
Al cabo de un tiempo prudencial noté que te amaba. Y todo conocimiento llevado con calma y sin precipitaciones lleva a un amor profundo por la persona que se ha llegado a conocer en las íntimas fibras de su alma. Gracias a la vida, gracias a Dios. Te conozco y te amo. 

¡Vive hoy feliz!