Carta a mis hijos

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Cuando derrame comida sobre mi traje
y tal vez olvide como atar mis zapatos,
por favor se paciente y recuerda
las horas que pasé cuando eras niño,
enseñándote a hacer esos mismos trabajos.
Te enseñé tantas cosas, a atarte los cordones,
a vestirte por ti solito y también a peinarte
y comer con cuidado.

Pasé horas preciosas enseñándote mucho
y por eso te pido que si algún día
llego a olvidar de que estamos hablando,
te armes de paciencia y me des todo el tiempo
que sea necesario hasta que yo recuerde;
y si no puedo hacerlo, por favor no te burles de mi.

Si repito y repito siempre la misma historia
y tu sabes de sobra como va a terminar,
te ruego que seas paciente.
Cuando tu eras pequeño tuve que repetirte
tal vez cientos de veces el mismo cuento,
Siempre con paciencia y cariño,
hasta que te dormías.

Cuando fallen mis piernas por estar
muy cansadas de andar por esta vida,
dame una mano tierna en que pueda apoyarme,
como lo hice yo cuando empezaste a caminar
con tus piernas de niño, guiando tu camino.
Te ruego tu me guíes con amor y paciencia
hasta el final del mío.