Bienaventuranzas de los comunicadores

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Felices los comunicadores que trabajan por la paz. Los que, sin traicionar la verdad de las noticias, permiten ver, junto con la información, un canto de esperanza.

Felices los que pueden sustraerse de la tentación de hacer de la violencia un producto que "vende"; los que no caen en el recurso fácil de intentar sensibilizar al lector, al oyente o al televidente con "golpes bajos", con la morbosidad que presentan algunos casos o con el escándalo que moviliza.

Felices los que aprovechan las noticias para difundir iniciativas a favor de la paz; los que apoyan y difunden proyectos solidarios.

Felices y benditos, los que ponen los medios que tienen a su alcance al servicio de la unidad, de la comunión y de la armonía de los hombres.

Trabajan por la paz quienes erradican toda manifestación de odio que puede filtrarse en sus mensajes; quienes no hacen (ni queriendo ni sin querer) apología de la maldad o del delito; quienes manifiestan en contra de la discriminación racial, social o religiosa de cualquier signo o denominación; quienes, no sólo encaran acciones a favor de la paz, sino también aquellos que están atentos a no cometer omisiones que puedan atentar contra la paz.

Felices, entonces, todos los que descubren en la paz un valor que va más allá del orden y la tranquilidad.