Bésame como a Judas
Autor: José Maria Zandueta
Todos, Señor,
si todos han huido,
si todos te abandonan yo me quedo,
yo esperaré hasta el fin.
Ya se acerca el traidor. Él te ha vendido.
Tú le besas sin miedo.
Y él entrega a Jesús al Sanedrín..
Señor, Señor, te escupe, no te besa.
Te ha llamado Maestro, te conoce.
¿No es Judas el traidor?.
¡Tú le has oído!.
Te vende y te confiesa
y es uno de los doce...
¿No es acaso un hipócrita, Señor?.
Tú le dices: ¿A qué vienes, amigo?.
Y tus labios sonríen todavía.
Le besad, además.
¡Judas, Judas, qué premio y qué castigo!.
Su cobarde osadía
mucho, mucho esperó, ¿tanto quizás?.
¡Treinta viles monedas!. ¿Solo eso?.
Su codicia rebelde, su locura,
su desesperación,
¿no se funden?, ¿no basta un solo beso?,
¿no sobra su ternura
para llenar de luz su corazón?.
Lo he comprendido al fin, un poco tarde.
Perdón, Señor. Ardía en el santuario
la antorcha de tu luz.
Yo también te negué, yo fui cobarde,
pero iré hasta el Calvario
para besar tus llagas y tu Cruz.
Marcharé hacia tu reino de rodillas.
Perdona mi maldad, dame tu aliento,
Señor, dame tu Fe...
Y un dolor desbordante, sin orillas.
Señor, yo me arrepiento.
Bésame como a Judas, bésame.