Ayúdanos a ser como los árboles...
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¿Sabes por qué un árbol es perfecto?
Porque se limita a obedecer al Señor...
Crece sólo para Su gloria y según Su voluntad,
y produce exactamente lo que se le ha ordenado.
Da frutos y flores;
es fuerte y bello,
cumple su misión en la vida.
Jamás se rebela;
se somete y cede,
se doblega e inclina ante la Voluntad de Dios.
Sonríe todo el día
y alza sus frondosos brazos en alabanza al Señor...
"Bienaventurado el varón cuyo deleite es la ley del Señor.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae,
y todo lo que hace prosperará!" (Sal.1:1-3)
Ayúdanos, Señor, a ser como los árboles,
plantados con firmeza en Tu suelo,
alimentados con el agua de Tu Palabra
y abonados con el alimento de Tu propio cuerpo.
Señor, Tú eres como la tierra en la que crecemos,
sobre la que nos erguimos, de la que dependemos
y sin la cual no podríamos existir.
Ayúdanos a ser fuertes y fieles,
como árboles que crecen para Tu gloria,
fructíferos y útiles, obedientes
y llevando a cabo la misión que nos encomendaste:
crecer, dar fruto para Tu gloria
y ser una bendición para los demás.
En el nombre de Jesús, amén (Jn.15:8)