Ata tu caballo

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No conviene acudir a instancias superiores cuando basta con acudir a las inferiores. Ni apelar al jefe, si nos lo puede resolver el secretario. A Moisés le aconsejaba su suegro que eligiera jefes para asuntos menores, y que se reservara para los mayores. Esta misma actitud hay que tener en la oración. No se debe importunar a Dios con cosas que tú mismo puedes hacer, lo contrario favorece la pereza.

"Maestro -decía un discípulo-, es tan grande mi confianza en Dios que ni siquiera até mi camello cuando os vine a visitar. Lo dejé al cuidado de la Providencia de Dios. No quiero faltar a la confianza en el Señor". "¡Vuelve y ata tu camello al poste, loco!", le reprendió el maestro. "No hay que molestar a Dios con algo que tú puedes resolver".