Ascenso a Dios
Autor: José María Pemán
¡Ay, quién me diera una palabra nueva,
virgen como la aurora, para
nombrar al Dios de la Verdad, con ella!
Una palabra exacta: que tuviera,
como el prado con lluvia, una infinita
ternura blanda y una
clarísima belleza.
i Y repetir esa palabra siempre:
con las esquilas de la madrugada
y en el atardecer, con las hogueras!
Y hacer así de esa palabra bella
profesión y ejercicio
y oración y poema...
i Y que mi muerte fuera
como un cuajarse, entre los labios, esa
Palabra única v sola:
rosa ya sin invierno,
frente a una eternidad con sol, abierta!