Aprendizaje

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A lo largo de nuestra existencia terrena nos vemos enfrentados repetidamente a situaciones que podríamos considerar como muy difíciles de superar y tal vez hasta asfixiantes. Este tipo de situaciones por lo general se perciben como extremadamente pesadas desde el punto de vista emocional y tienden a hacernos sentir al límite de nuestra capacidad de resistencia, al extremo de llegar a creer que no podemos superarlas.

Si vemos la vida como una escuela para el desarrollo humano, este tipo de situaciones serían las lecciones que necesitamos aprender en determinado momento para avanzar a un grado superior de realización. Y a medida que avanzamos, las lecciones se ajustan a nuestro desarrollo para ofrecernos nuevas oportunidades de crecimiento. Por supuesto esto significa volverse cada vez más duras y exigentes a medida que vamos creciendo, y no podía ser de otra manera pues para poder conocer la dulzura de la victoria es necesario atravesar primero la amargura de la batalla.

Son precisamente estas las situaciones que nos hacen la vida interesante, que nos plantean retos, que nos ponen a prueba, que nos impulsan a dar lo mejor de nosotros mismos para demostrarnos que somos capaces de lograr cosas más grandes de lo que pudiéramos imaginar, y a descubrir esa capacidad que yace latente dentro cada ser humano y que permanecería dormida de no ser por contar con un estimulo que nos impulse a desarrollarla.

La manera en que se presentan estas situaciones es por lo general inesperada y su rango de acción es tan amplio como diferentes somos los seres humanos, pero tienen la peculiaridad de golpearnos justo donde más nos duele, sin la más mínima contemplación. Es aquí cuando comienza el aprendizaje, pues debido a lo inesperado de la situación por lo general nos encuentra desprevenidos dándonos la oportunidad de adaptarnos a ella sobre la marcha una vez que logramos levantarnos para seguir adelante. Mientras más rápido reaccionemos ante la nueva situación más pronto podremos superarla; es importante no desperdiciar tiempo y esfuerzo en lamentaciones pues estas no nos ayudan en nada y solo nos retrasan al distraernos de lo que debería ocuparnos.

Al enfrentar este tipo de experiencias, ayuda ponernos en contacto con nuestra nueva realidad de la manera más objetiva posible, pues el éxito depende en gran medida de la capacidad que tengamos para enfrentarnos a la verdad cara a cara y sonreírle, aceptándola como una oportunidad que nos brinda la vida para crecer y ser mejores.

A medida que aprendemos a aceptar estas situaciones como lecciones para nuestro desarrollo, nos volvemos capaces de agradecer la oportunidad que nos brindan y darles la bienvenida reconociéndolas como los maestros que son. Con el pasar del tiempo nuestro crecimiento nos hace capaces de reconocer que el peso que se coloca sobre nuestros hombros para mejorarnos nunca es mayor que nuestra fortaleza para soportarlo.