Aprender de los niños y los ladrones

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El Maggid de Mezeritch decía que para servir a Dios el hombre debía aprender tres cosas de los niños y siete de los ladrones.
 
De los niños debía aprender:
- a estar siempre alegre;
- a no estar nunca ocioso; y
- a pedir a gritos las cosas que desea.
 
De los ladrones:
- a trabajar durante la noche;
- a intentar la noche siguiente lo que aún no se consiguió lograr;
- a amar a los compañeros como los ladrones se aman entre sí;
- a estar dispuesto a arriesgar la vida incluso por una bagatela;
- a no valorar demasiado las cosas materiales aunque se haya arriesgado la vida por ellas, igual que un ladrón vende un objeto robado por mucho menos de la mitad de su valor real;
- a tolerar los castigos y torturas manteniéndose fiel a si mismo; y
- a tener fe en que es valioso lo que haces y no deseas cambiarlo.