Es posible equivocarse

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En plena guerra, el presidente Lincoln mandó trasladar imprudentemente unos batallones de un sitio donde los necesitaban mucho a otro donde no hacían casi falta, pero su ministro de guerra se opuso a cumplir tal orden, y exclamó furioso: 
–– “¡Ese Lincoln es un estúpido!”. 
¿Qué sucedió entonces? Que le contaron a Lincoln lo que el otro había dicho, y el virtuoso presidente respondió: 
–– “Si el ministro dijo que soy un estúpido, debo serlo, porque él casi nunca se equivoca en lo que afirma. Voy a estudiar mejor este asunto para ver si en verdad me equivoqué”.