Fueron sus últimas palabras

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Poniendo la mano sobre el hombro del paciente, el jefe de los cirujanos le dijo: 
–– “Mi joven amigo, creo es mi deber decirle francamente que su mal ha sido diagnosticado como cáncer en la lengua. Para poder salvarle la vida será necesario extirparla. Si hay algo que usted quiera decir haga el favor de hacerlo ahora, ya que después quedará sin habla por el resto de su existencia”.
–– “Quiero que mis últimas palabras sean: ¡Bendito sea el Santísimo Nombre de Dios!” –dijo el paciente.