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Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.

 

 

Jesús, ayúdame a rezar. ¿Dónde estás?, Jesús. 

Estás ahí en el sagrario de la iglesia. Estás ahí, y por vos ese lugar es santo y es lugar de oración. 

Sí, Jesús, estás ahí. Venís de Nazaret, de los caminos de Galilea y Tierra Santa. Venís por la manos de los sacerdotes, obedientes a tu mandato de repetir lo que realizaste en aquella misteriosa noche de la Ultima Cena, y estás ahí Jesús. 

Estás como Palabra de Dios en los libros sagrados escritos por los testigos inspirados. Estás ahí como Palabra de Dios que se lee, se escucha, se medita, se contempla. Y estás ahí como Palabra de Dios que se hace carne; que se hace humano, para después hacerse el Pan de la Eucaristía, que hoy está en el sagrario. 

Para rezar debo encontrarte yo, porque tu estás cerca. Jesús, ayúdame a abrirte el corazón. Que contigo sienta el gusto de conocer y estar con un amigo que me aprecia, que me quiere, que me trata particularmente como persona. 

Jesús, como amigo tenés en tus manos, en tus pies y en tu pecho, las llagas que nos recuerdan a los dos que vos diste la vida por mí. 

Si Jesús, ayúdame a rezar, y por esto que entiendo y que quiero comprender cada vez más, me parece que rezar es conocerte tratando personalmente contigo. Tratando personalmente contigo conocemos el amor. Ese amor tuyo por mí que está en esas llagas de la cruz donde me amaste hasta dar la vida por mí. Que tus llagas Jesús curen del mal y llenen de la fuerza del perdón, el amor y la vida a toda la audiencia de Reflexiones. 


Fuente: Reflexiones 21, Misión Jesuita Multimedia - Compañía de Jesús - Argentina