El oráculo y el impío

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Queriendo un hombre impío burlarse del oráculo de Delfos, fue a su templo llevando debajo del manto un gorrión oprimido en la mano, para preguntarle si estaba vivo o muerto. Se le ocurrió este engaño: sacar el gorrión vivo, si el oráculo decía que estaba muerto; y sacarlo muerto, si decía que estaba vivo. Sin embargo, el dios conoció la pícara intención de aquel hombre, y contestóle que estaba vivo o muerto según quisiera, pues era dueño de matarlo o de dejarlo vivo.