No veía más que oro
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Cuenta Esopo que había un hombre que soñaba y deseaba poseer oro: tanto oro, todo el oro posible.
Un día no pudo resistir más: entró derecho en el negocio de los joyeros, agarró de prisa un puñado
de brazaletes de oro y salió corriendo.
Naturalmente, fue en seguida arrestado, y los policías le dijeron:
–– “¿Pero cómo pensabas poder escapar? El negocio estaba lleno de gente”.
–– “¿De verdad? –dijo el hombre sorprendido–. No me había dado cuenta. Yo no veía más nada que el
oro”.