Signados por la Cruz

Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.

 

 

Hoy, hay curiosos mirando en el lugar donde sucedió, y también hay cristianos devotos que peregrinan 
a Tierra Santa para ver el sitio donde levantaron la cruz de Jesús hace ya 2000 años. 

El lugar donde sucedió hoy está señalado, y custodiado para la veneración de los fieles. 

Del crudelísimo madero donde Jesús entregó su vida por nosotros no quedan restos, pero esa cruz de 
Jesús está acuñada en el corazón de los cristianos tan real y poderosa como el amor de Jesús por 
nosotros; como su perdón. La cruz es el signo más grande del Amor de Dios, es una contraseña, es un 
rezo, es una bendición. La cruz es el inicio indefectible de la vida en el espíritu, cuando en el 
Bautismo nos ungen con el óleo santo en el pecho y en la frente con el signo de la cruz. La misma 
cruz que se levanta como una puerta a la vida eterna sobre la tumba de nuestros difuntos. 

La cruz con la que el sacerdote sella la fórmula del perdón en el confesionario. Con la cruz 
empezamos el día y la oración y con ella terminamos el día puestos en las manos de Dios. 

A la cruz la llevamos en el pecho y la colgamos en la puerta y en las paredes de la casa. 

Los viernes miramos especialmente la cruz de Jesús. Muchos rezan el vía crucis para agradecer el 
amor de Dios. 

Podemos decir simplemente: 
Te adoramos Cristo y te bendecimos porque por tu santa cruz redimiste al mundo. 


Fuente: Reflexiones 21, Misión Jesuita Multimedia - Compañía de Jesús - Argentina